29 de abril de 2012

APRENDIENDO UN NUEVO IDIOMA

Salir de un continente a otro y sobre todo si se trata de algo tan importante como es EVANGELIZAR, requiere una previa y gran preparación; el primer responsable debe ser el misionero/a; esta preparación empieza en el corazón, en la mente y en el Espíritu. El encuentro con otra cultura implica lanzarme a la aventura de aprender una lengua. Con mucho entusiasmo y mucha alegría me lanzo a aprender el primer idioma: Ingles!!, Dios me da la gracia de ir a Canadá. Son muchas las expectativas que llevo en mi corazón, y es allí donde empiezo la experiencia de ser misionera Ad-Gentes. El primer paso es volver a ser bebe, comenzar a balbucear palabras… escuchar sin entender… hablar sin saber pronunciar… aprender a leer el lenguaje corporal para entender al otro… sentir la impotencia de mi misma en carne viva… reírme de mi misma.. de mis errores… fueron 9 meses de experimentar mi pequeñez. Pero lo maravilloso fue el encuentro con diferentes personas, y el milagro de poder comunicarse con otro mundo a través de otro idioma. Si!!, cada idioma es una manera de pensar muy diferente, y cuanto nos podemos enriquecer con una lengua diferente a la nuestra!!. Todo es un proceso, un idioma nunca se deja de aprender, incluso el propio. Como misioneros/as decimos que el mejor lenguaje es el del amor, si, es verdad, pero también por amor y respeto a mi hermano/a que no habla mi lengua debo sentirme obligada a aprender su lengua, y mucho más cuando yo soy la que voy a su encuentro. Aprender una lengua requiere tiempo, paciencia y mi propio ritmo. Cuanto se puede servir en una cultura con la lengua del lugar!!, y así mismo cuantos errores se cometen cuando no se aprende su lengua. De acuerdo a mi experiencia personal, la lengua es la puerta a través de la cual se conocen los secretos más profundos de una cultura y también la puerta para llegar al corazón de las personas, para comprender porque ellas actúan así o porque son diferentes a mi y si somos evangelizadores, el mensaje que se les da se torna dulce a sus oídos.

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