La comunidad de Barsaloi se encuentra muy entusiasta y
alegre, todo el pueblo se está movilizando por clanes a diferentes lugares. Un
domingo después de misa, Elina, la Sra. que nos colabora en los quehaceres de nuestra
casa se acerca y me comenta con gozo: “Rosario!!, ¿sabías que ya empezó la
celebración de la nueva generación samburu?.. mi hijo también es parte de este
grupo!! ¡la semana pasada en el monte Sagrado “Nyiro” en Tuum los ancianos dieron
la apertura a esta gran ceremonia con la circuncisión de siete jóvenes del clan
más grande: “Lmasulá”!; el nombre de la nueva generación es: “LKEISOKU” que
significa los “rápidos”. Le contesto jocosamente: “¡con razón que no habían casi
feligreses en la misa, casi nos toca cantar en español!”; ella con su
sonrisa contagiosa me responde: “Es que Rosario, los jóvenes que serán
circuncidados deben desplazarse con sus familias y por clanes a un lugar
específico llamado “LORORA” (lugar donde se reúnen los samburu para preparase y
celebrar sus ceremonias importantes), deben prepararse para esta etapa más o
menos durante un mes, pero antes deben ir por grupos al Monte Nyiro a traer el
“Nangurre”, una especie de goma o caucho que será utilizada por los jóvenes
circuncidados para elaborar pequeñas bolitas para cazar pájaros con un arma
especial, parecida a un arco” le digo: “Muchas gracias Elina, por a
información, por ahí le caeré para comer la pierna del chivo cuando sea la
fiesta de tu hijo”.. ella me responde con mucha alegría: “Claro
Rosario, están invitadas todas ustedes Hermanas Teresitas, pues ustedes son
también mi familia”.
En la tribu Samburu la celebración de una nueva
generación se lleva a cabo entre cada diez a quince años de acuerdo a sus
tradiciones. Es una ceremonia muy importantísima y muy rica en simbología donde
los jóvenes y adolescentes de 12 años en delante dependiendo también de la edad
y decisión de sus padres, son circuncidados. Esta etapa los confirma en su
identidad como miembros de la tribu samburu y como los nuevos guerreros de la
tribu, en donde han dejado de ser niños y en cuyas actitudes deben mostrar que
son personas maduras, independientes, fuertes; deben buscar su propia
alimentación y en lo posible sustentarse por ellos mismos en lo económico. Si
usted quiere ofender a un joven guerrero pero le recomiendo que no lo haga,
dígale: “Incircunciso” o en samburu “Lememurata”, le aseguro que no saldrá vivo
de Barsaloi!.
La ceremonia de la circuncisión es decidida por los
lideres ancianos samburu, ellos escogen un nombre para este nuevo grupo de
jóvenes, el cual puede ser el nombre de algún ancestro importante de su tribu,
o también en base a la realidad y actitudes que caracterizan al grupo de
jóvenes. Cuando les pregunto a mis hermanos samburu el porqué del nombre “LKESIOKU”,
no me han respondido con seguridad y asertividad, pero en mi opinión personal,
cuando analizo el actual nombre en comparación con la traducción y la realidad
del grupo, concluyo que es un grupo que en estos momentos está entrando en
contacto con la educación y tecnología, lo cual acelera diferentes cambios en
su conducta y por ende en su cultura y relaciones sociales.
Los clanes de la tribu samburu en base a sus mitos
tiene su origen en dos vacas, la vaca blanca “Nkichu naibor” y la vaca
negra “Nkichu narok” la primera conformada por cuatro clanes y la
segunda cinco. El clan “Lmasula” de la vaca negra es el más
grande y ellos son el primer grupo de los samburu que abren las circuncisiones a
los demás clanes en todos los pueblos o comunidades donde la tribu está
presente.
Un mes más o menos antes de las circuncisiones, los
clanes se congregan en las “LORORAS” con el fin de prepararse a
este gran acontecimiento de sus vidas, en donde los ancianos aconsejan, educan,
oran y forman a los jóvenes en su identidad como samburu. Se escoge un líder
entre los jóvenes que se distinga por su ejemplo, valores y virtudes y que guie
a sus demás compañeros. En el centro de la Lorora hay un fuego que es encendido
siguiendo la tradición samburu, no utilizan el fosforo sino dos palitos
especiales con los que crean el fuego tradicional al frotarse el uno al otro;
una vez encendido este fuego, los ancianos bendicen la Lorora y la comunidad
presente; este fuego una vez encendido debe cuidarse de no ser apagado hasta
cuando culmine la celebración; los
ancianos se encargan de cuidarlo y avivar las llamas,que no falte la leña, pue
es signo de la presencia de Dios, de sabiduría y autoridad de los ancianos; en
torno a él se realizaran todas las reuniones o encuentros con los jóvenes
guerreros. En las reuniones los jóvenes delante de los ancianos confiesan sus
faltas como signo de purificación de lo que no es digno de un samburu; los
ancianos les asignaran un castigo de acuerdo a la gravedad de su falta, que
consiste en pagar dinero o animales para reparar el mal hecho. En las “Lororas”, los jóvenes también
cantan en la noche alrededor del fuego, cantos que estimulan su valentía y el coraje
como nuevos guerreros.
Llegado el día de la circuncisión, los jóvenes se
ponen al frente de su “Manyata” (Casa local samburu), cada
joven es acompañado por un padrino quien le empapa la cabeza con la mezcla de
agua y leche como signo de bendición; luego el padrino le sostiene por su
espalda, a continuación, el encargado de la circuncisión hace el corte propio
de la cultura samburu, con el cual se le reconocerá como un miembro de la tribu.
La celebración debe efectuarse antes del amanecer, en donde solo participan los
hombres; claro que a nosotras Misioneras Teresitas por ser quizá religiosas
conocidas de la comunidad de Barsaloi nos han permitido participar de estas
celebraciones; por ejemplo, nuestra hermana enfermera Elisa Prada ha sido
participe de estas celebraciones y después de la circuncisión les ofrece a los
jóvenes la medicina para que se recuperen pronto; los ancianos y la comunidad
quedan muy agradecidos con su servicio.
Pequeños gestos de caridad que hacen significativa nuestra presencia
misionera en este lugar.
Después de la circuncisión los jóvenes reposan una
semana en su “manyata” hasta recuperarse de la misma; sus madres los alimentan
con leche y sangre de cabritos; luego se dirigen al semi-desierto a cazar
pájaros, los cuales los cuelgan desde sus cabelleras como signo de que están
listos para enfrentar los retos de la vida. Los dos primeros pájaros se los dan
a su madre y a la mujer que estuvo presente en su nacimiento como signo de
gratitud; ellas los aceptan con orgullo y mucha alegría. Una vez que han cazado
los pájaros, cada familia de acuerdo a su situación económica deben matar dos
animales por guerrero para celebrar esta importante etapa en su cultura.
Terminada la celebración, las familias vuelven a sus viviendas con el gozo de
haber culminado una etapa significativa en sus vidas.
Esta celebración me hace recordar el sacramento de la
confirmación en nuestra Amada Iglesia Católica en donde nosotros los cristianos
bautizados a través de la confirmación llegamos a ser guerreros de Jesucristo,
listos para anunciar el evangelio. Qué bueno que algún día nuestra Iglesia
pudiese valerse de estos elementos culturales tan significativos y llenos de
mucho simbolismo para inculturar el evangelio en el corazón de esta cultura.
Gracias Señor porque la semilla de tu amor y ternura está presente en estos
grupos humanos como son nuestros Hnos./as samburu.
