7 de julio de 2019

“LKESIOKU”!!, UNA NUEVA GENERACION SAMBURU



La comunidad de Barsaloi se encuentra muy entusiasta y alegre, todo el pueblo se está movilizando por clanes a diferentes lugares. Un domingo después de misa, Elina, la Sra. que nos colabora en los quehaceres de nuestra casa se acerca y me comenta con gozo: “Rosario!!, ¿sabías que ya empezó la celebración de la nueva generación samburu?.. mi hijo también es parte de este grupo!! ¡la semana pasada en el monte Sagrado “Nyiro” en Tuum los ancianos dieron la apertura a esta gran ceremonia con la circuncisión de siete jóvenes del clan más grande: “Lmasulá”!; el nombre de la nueva generación es: “LKEISOKU” que significa los “rápidos”. Le contesto jocosamente: “¡con razón que no habían casi feligreses en la misa, casi nos toca cantar en español!”; ella con su sonrisa contagiosa me responde: “Es que Rosario, los jóvenes que serán circuncidados deben desplazarse con sus familias y por clanes a un lugar específico llamado “LORORA” (lugar donde se reúnen los samburu para preparase y celebrar sus ceremonias importantes), deben prepararse para esta etapa más o menos durante un mes, pero antes deben ir por grupos al Monte Nyiro a traer el “Nangurre”, una especie de goma o caucho que será utilizada por los jóvenes circuncidados para elaborar pequeñas bolitas para cazar pájaros con un arma especial, parecida a un arco” le digo: “Muchas gracias Elina, por a información, por ahí le caeré para comer la pierna del chivo cuando sea la fiesta de tu hijo”.. ella me responde con mucha alegría: “Claro Rosario, están invitadas todas ustedes Hermanas Teresitas, pues ustedes son también mi familia”.
En la tribu Samburu la celebración de una nueva generación se lleva a cabo entre cada diez a quince años de acuerdo a sus tradiciones. Es una ceremonia muy importantísima y muy rica en simbología donde los jóvenes y adolescentes de 12 años en delante dependiendo también de la edad y decisión de sus padres, son circuncidados. Esta etapa los confirma en su identidad como miembros de la tribu samburu y como los nuevos guerreros de la tribu, en donde han dejado de ser niños y en cuyas actitudes deben mostrar que son personas maduras, independientes, fuertes; deben buscar su propia alimentación y en lo posible sustentarse por ellos mismos en lo económico. Si usted quiere ofender a un joven guerrero pero le recomiendo que no lo haga, dígale: “Incircunciso” o en samburu “Lememurata”, le aseguro que no saldrá vivo de Barsaloi!.
La ceremonia de la circuncisión es decidida por los lideres ancianos samburu, ellos escogen un nombre para este nuevo grupo de jóvenes, el cual puede ser el nombre de algún ancestro importante de su tribu, o también en base a la realidad y actitudes que caracterizan al grupo de jóvenes. Cuando les pregunto a mis hermanos samburu el porqué del nombre “LKESIOKU”, no me han respondido con seguridad y asertividad, pero en mi opinión personal, cuando analizo el actual nombre en comparación con la traducción y la realidad del grupo, concluyo que es un grupo que en estos momentos está entrando en contacto con la educación y tecnología, lo cual acelera diferentes cambios en su conducta y por ende en su cultura y relaciones sociales.
Los clanes de la tribu samburu en base a sus mitos tiene su origen en dos vacas, la vaca blanca “Nkichu naibor” y la vaca negra “Nkichu narok” la primera conformada por cuatro clanes y la segunda cinco. El clan “Lmasula” de la vaca negra es el más grande y ellos son el primer grupo de los samburu que abren las circuncisiones a los demás clanes en todos los pueblos o comunidades donde la tribu está presente.
Un mes más o menos antes de las circuncisiones, los clanes se congregan en las “LORORAS” con el fin de prepararse a este gran acontecimiento de sus vidas, en donde los ancianos aconsejan, educan, oran y forman a los jóvenes en su identidad como samburu. Se escoge un líder entre los jóvenes que se distinga por su ejemplo, valores y virtudes y que guie a sus demás compañeros. En el centro de la Lorora hay un fuego que es encendido siguiendo la tradición samburu, no utilizan el fosforo sino dos palitos especiales con los que crean el fuego tradicional al frotarse el uno al otro; una vez encendido este fuego, los ancianos bendicen la Lorora y la comunidad presente; este fuego una vez encendido debe cuidarse de no ser apagado hasta cuando culmine la celebración;  los ancianos se encargan de cuidarlo y avivar las llamas,que no falte la leña, pue es signo de la presencia de Dios, de sabiduría y autoridad de los ancianos; en torno a él se realizaran todas las reuniones o encuentros con los jóvenes guerreros. En las reuniones los jóvenes delante de los ancianos confiesan sus faltas como signo de purificación de lo que no es digno de un samburu; los ancianos les asignaran un castigo de acuerdo a la gravedad de su falta, que consiste en pagar dinero o animales para reparar el mal hecho.  En las “Lororas”, los jóvenes también cantan en la noche alrededor del fuego, cantos que estimulan su valentía y el coraje como nuevos guerreros.
Llegado el día de la circuncisión, los jóvenes se ponen al frente de su “Manyata” (Casa local samburu), cada joven es acompañado por un padrino quien le empapa la cabeza con la mezcla de agua y leche como signo de bendición; luego el padrino le sostiene por su espalda, a continuación, el encargado de la circuncisión hace el corte propio de la cultura samburu, con el cual se le reconocerá como un miembro de la tribu. La celebración debe efectuarse antes del amanecer, en donde solo participan los hombres; claro que a nosotras Misioneras Teresitas por ser quizá religiosas conocidas de la comunidad de Barsaloi nos han permitido participar de estas celebraciones; por ejemplo, nuestra hermana enfermera Elisa Prada ha sido participe de estas celebraciones y después de la circuncisión les ofrece a los jóvenes la medicina para que se recuperen pronto; los ancianos y la comunidad quedan muy agradecidos con su servicio.  Pequeños gestos de caridad que hacen significativa nuestra presencia misionera en este lugar.
Después de la circuncisión los jóvenes reposan una semana en su “manyata” hasta recuperarse de la misma; sus madres los alimentan con leche y sangre de cabritos; luego se dirigen al semi-desierto a cazar pájaros, los cuales los cuelgan desde sus cabelleras como signo de que están listos para enfrentar los retos de la vida. Los dos primeros pájaros se los dan a su madre y a la mujer que estuvo presente en su nacimiento como signo de gratitud; ellas los aceptan con orgullo y mucha alegría. Una vez que han cazado los pájaros, cada familia de acuerdo a su situación económica deben matar dos animales por guerrero para celebrar esta importante etapa en su cultura. Terminada la celebración, las familias vuelven a sus viviendas con el gozo de haber culminado una etapa significativa en sus vidas.
Esta celebración me hace recordar el sacramento de la confirmación en nuestra Amada Iglesia Católica en donde nosotros los cristianos bautizados a través de la confirmación llegamos a ser guerreros de Jesucristo, listos para anunciar el evangelio. Qué bueno que algún día nuestra Iglesia pudiese valerse de estos elementos culturales tan significativos y llenos de mucho simbolismo para inculturar el evangelio en el corazón de esta cultura
Gracias Señor porque la semilla de tu amor y ternura está presente en estos grupos humanos como son nuestros Hnos./as samburu.